viernes, 15 de junio de 2012


AVENTURAS DE TODOS LOS COLORES

Coproducción Intercontinental

Por Avicarlos-Caracolamarina
Cap 34

Los emisarios del clan de Abdul, en Lyón, averiguaron la procedencia de la droga distribuida por Makrau.
A pesar de ser un competidor, se entrevistaron con Oubiña en Galicia. De él, no sacaron nada claro, pero permanecieron muchos días en observación de los movimientos de aquél supuesto arrepentido, libre con la condicional y su pariente Muriño.

Una vez descubierto un contacto de Muriño con Garrao, confraternizaron con los transportistas que dirigía. Por ellos descubrieron que la mercancía pasaba a Mónaco.
Esto ya les frenó las indagaciones. ¿Qué relación había entre el Principado y Lyón?.
Por más que estuvieron infiltrándose en pequeñas organizaciones francesas, nada se sabía de Mónaco.

Luego entre Mónaco y Lyón, se establecía una ruta directa, pero Makrau, seguro no andaría lejos. Podía haber establecido su residencia en Suiza, o en Italia. ¿Cómo no se les ocurrió?.

Pastrani, al atender en su despacho de Milano a un visitante afgano que le hablaba de Makrau, denudó su cara y le dio un tembleque.

¿Qué querían de él?. ¿Era venganza de Makrau, por haber testificado ante la policía Itala?. Le aseguraron que serían sus datos mantenidos en el anonimato.
Ignoraba que las mafias, tienen contactos discretos con las policías de todos los Estados. Y afortunadamente, el visitante no venía de parte de Makrau, sino todo lo contrario. Para indagar sobre su paradero.

A pesar de ello, no se tranquilizó. Enterado de la masacre en París, el atentado en Gibraltar y ahora por boca de este mensajero, del bombardeo en Charikar con la cantidad de vidas que se llevó por delante, cualquier indicio de su intervención al tratar con sus enemigos, le ponía en grave aprieto.
Afortunadamente, él no podía facilitar información de lo que desconocía, pero si aquél afgano conseguía averiguarlo, pudiera sospecharse que su entrevista no fue inocua.

Realmente, no lo fue.


AVENTURAS DE TODOS LOS COLORES

Coproducción Intercontinental

Por Avicarlos-Caracolamarina
Cap 35
El afgano, ató cabos. Makrau se encontraría escondido con Venisa, ya que ambos estaban perseguidos por las policías danesas y francesas. Evidentemente tampoco estaban seguros en Italia. Procedía contactar con los colegas Suizos. Tenía la foto de Makrau y ahora Pastrani en su nerviosismo, le entregó la foto de Venisa. La extrajo de la documentación que conservaba en sus archivos de cinco años atrás.

La bella cara de Venisa, seguro que no pasaría desapercibida a ningún suizo. Encontrar a Makrau con su pareja, sería coser y cantar.
Empezaría por escudriñar las ciudades suizas cercanas a Lyón. Para no llamar la atención, repartió entre su cuadrilla, solo la foto de Venisa. Buscar a una mujer despampanante, no llamaría tanto la atención que buscar a un individuo ya afamado como delincuente macabro. Y localizada Venisa, tendrían a Makrau. La frase popular: “Cherchez la femme” conocida por la novela de Alejandro Dumas, Los mohicanos de París, daba siempre sus frutos.

Esta táctica bien urdida, falló. Nadie recordaba haber visto jamás a esta mujer bandera. 
Lo raro hubiera sido lo contrario ya que Venisa, con su nueva identidad de Renata, nunca pisó suelo Suizo.

Los sicarios de la familia del finado Abdul, no podían admitir, disponiendo de datos tan concretos, que estuvieran agotando la búsqueda por las ciudades del oeste Suizo infructuosamente.
Como último intento, ampliaron el radio de acción. Resultando asimismo negativa la investigación, tuvieron que cambiar de táctica.

Cabía la posibilidad que Makrau ya no estuviera con Venisa. De ser así, Pastrani les habría hecho perder un mes por dirigir las pesquisas erróneamente.
Y durante este tiempo, por Suiza no se registró ningún tráfico de droga. Volvían a lo anterior. De Mónaco, directo a Lyón. Pero Lyón distaba muy poco de Ginebra. Decididos repartieron la foto de Makrau y se centraron en buscarle por Ginebra.




El botones del Hotel Bristol, reconoció la foto de Makrau, que allí estuvo tres días antes. Pero no así a la guapa mujer que le acompañaba. No era Venisa.

Esta información, confirmaba las sospechas. Y reducía la búsqueda allí, en Ginebra.
Un retén de vigilancia lo destinaron allí. Ofrecieron al botones recompensarle con buena propina, si les llamaba cuando apareciera de nuevo con aquella mujer, u otra cualquiera.
Esto no se produjo, ya que Makrau no citaba a Annecy dos veces al mismo hotel.





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